Parto prematuro de 33 semanas

Hoy en día, los bebés que nacen prematuramente a las 33 semanas de embarazo tienen unas tasas de superviviencia muy altas. Por regla general los principales problemas que surgen en los niños prematuros de esta edad tienen que ver con el tamaño, la alimentación y el crecimiento. Un bebé nacido siete semanas antes del final de la gestación es significativamente más pequeño que un bebé de 40 semanas, ya que el mayor crecimiento y aumento de peso del bebé se concentra precisamente en esas últimas semanas en el útero.

Un bebé de 33 semanas puede tener problemas de alimentación, ya que sólo suelen ser capaces de tomar pequeñas cantidades de comida y consumen mucha energía para hacerlo, por lo que el aumento de peso puede ser un problema. Normalmente se suelen utilizar complementos de calorías y vitaminas que, añadidos a la leche materna, pueden suplir parte de las calorías y nutrientes que no se han absorbido completamente de la placenta.


El síndrome de dificultad respiratoria, la dificultad para respirar causada por la inmadurez de los pulmones, es una de las complicaciones que hay que vigilar. Sin embargo, no es tan frecuente en los bebés prematuros de 32 o 33 semanas como en bebés más prematuros. La madurez pulmonar puede evaluarse antes del nacimiento y acelerarse con esteroides, si se cree necesario.

Además, pueden aparecer brotes de apnea, debido a la falta de madurez del sistema respiratorio, por lo que el bebé requiere monitorización constante y, en ocasiones, medicación durante las primeras semanas.

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