Con 36 semanas, tu bebé ya está prácticamente formado y por lo tanto el riesgo de complicaciones por parto prematuro es mucho más bajo que en cualquier otro nacimiento prematuro. La tasa de superviviencia es prácticamente la misma que para los bebés que han llegado al término de la gestación.
Sin embargo no hay que olvidar que se trata de un parto prematuro y que, dependiendo del nivel de madurez del bebé, éste puede tener problemas para alguna función: problemas para respirar y comer, dificultades para regular la temperatura del cuerpo, ictericia...
En cualquier caso, al tratarse de un bebé moderadamente prematuro, los problemas que pueden desarrollar son leves y la mayoría de los bebés se recuperan rápidamente.
